Durante años, hablar de placer, no fue visto como una respuesta inmediata a la protección de nuestra salud sexual y reproductiva. Por el contrario, hablar de placer era sinónimo o de masculinidades o de comportamientos disímiles con la estructura de las buenas mujeres.
Esta amputación emocional del derecho a sentir placer, ha sido el asesino silencioso de nuestra psiquis, retrasando entonces el apoderamiento de nuestras emociones y nuestro cuerpo como primer territorio de conquista.
¿Dónde se produce el placer?
En nuestro principal músculo, el cerebro.
El placer es una respuesta cerebral. Ocurre cuando en el circuito mesocórticolímbico se generan altas dosis de dopamina, este circuito es el que resuelve que todas las situaciones relacionadas con nuestra supervivencia, se transformen en placer.
Parte de las acciones concretas hacia la construcción de una vida soberana, tienen que ver con este derecho y deber que tenemos todas y todos de resguardar nuestra especie generando en ella nuestro resguardo emocional, la capacidad de sentir placer.
Hoy quiero invitarte a responderte a ti misma, a ti mismo ¿Qué estás haciendo hoy para protegerte emocionalmente como medida de protección a la Patria?
Tengamos como tarea militante, generar redes de cuidado, basados en la solidaridad, la protección, la empatía y la ternura empezando por nosotras y nosotros.
¡¡Venceremos!!