Reflexionaba sobre la importancia que ha tenido para mi formación como militante el cultivo de la disciplina. Comprendí que el primer poder que asumimos reside dentro de nosotros mismos. Esta autodisciplina nos permite influir en las circunstancias que dependen de nuestra elección.
Imagínalo así: tú eres quien decide enojarse cuando las cosas no salen como esperabas. También eres quien puede controlar las ansias de comer a altas horas de la noche. Reaccionar con envidia ante los éxitos ajenos es una elección personal. Ver las acciones de los demás con compasión o con juicio también está en tus manos.
La vida nos presenta situaciones, pero somos nosotros quienes decidimos cómo interpretarlas. Optar por ser víctima o protagonista es una elección. Así como decidir estar satisfecho con lo que hemos sembrado y cosechado hasta ahora. Cada paso que damos es una elección consciente.
Hoy, tú decides. ¡Venceremos! Palabra de mujer